EN MEMORIA DE MIRIAM RAMIREZ QUEZADA
Tras una larga y penosa enfermedad que fue deteriorando su salud, la mañana del pasado sábado 19 de septiembre y próxima a cumplir 59 años, falleció en su hogar nuestra querida compañera Miriam Ramirez, rodeada de sus personas más queridas.
Para quienes compartimos con ella por largos años la rutina del trabajo, muchos momentos de alegrías y tristezas, no será fácil acostumbrarnos a su ausencia definitiva. Para quienes no tuvieron la posibilidad de conocerla o solo pudieron relacionarse por poco tiempo con ella, quisiera intentar contarles algo de “La Miriam”, que para muchos era parte del inventario de la Fundación DEM.
Conocí a Miriam Ramirez a mediados de 1996, cuando me incorporé como delegado al antiguo Programa de Libertad Asistida de la Fundación DEM, que entonces funcionaba en la sede de David Arellano 1810, bajo la dirección de Mario Muñoz. Miriam quien era parte del equipo administrativo de dicho programa, se había integrado a la fundación en el año 1991, casi al inicio del programa en Conchalí como monitora comunitaria del programa Familia y Comunidad, que funcionaba complementario al programa de Libertad Asistida.
En aquellos años la modalidad de trabajo era muy diferente a la actual, un porcentaje de los casos atendidos provenía de demandas realizadas por organismos u organizaciones locales, que solicitaban atención psico-social para niños o niñas que presentaban una variedad de problemas de conducta, lo que se conocía como demanda espontánea, que no requería el paso por Tribunales de Menores o algún tipo de derivación judicial. La labor por tanto de conexión con las organizaciones locales, incluso de organizaciones de carácter informal, requería de personas que conocieran el entorno comunitario, en esa labor se desempeñó Miriam como Monitora Comunitaria. Con el paso de los años todo se fue formalizando y esa labor comunitaria fue desapareciendo hasta extinguirse, quedando Miriam asignada a labores administrativas y de mantención de las sedes en donde trabajaba.
Al integrarme al Programa me asignaron casos con residencia en poblaciones de las actuales comunas de Conchalí y Recoleta, sectores poco conocidos para mí lo que dificultaba las gestiones en terreno y las visitas domiciliarias, que en su mayoría se realizaban trasladándonos en locomoción colectiva.
Recuerdo a Miriam como un gran apoyo durante esos años, me acompañó a terreno en innumerables ocasiones, facilitándome el conocimiento del sector y el contacto con los adolescentes y sus familias. En esas salidas a terreno fuimos desarrollando un conocimiento mutuo que dio paso a una sincera amistad y respeto, a pesar de las numerosas diferencias que teníamos. Posteriormente dos hechos nos acercaron más en el conocimiento personal y la amistad, la trágica muerte de su madre y el nacimiento de su único hijo Emiliano.
Miriam tenía una personalidad especial y distintiva, perseverante en sus ideas y formas que a veces dificultaban la relación con otras personas. Sin embargo, tras esa cubierta y al lograr un trato más cercano aparecía una persona sencilla, de gran sensibilidad, leal y comprensiva, que tantas veces y de diversas maneras fue un buen apoyo y compañía en momentos difíciles, para muchos de los que compartimos el espacio laboral.
Pasaron los años y muchas cosas cambiaron, se crearon nuevos Programas y dejamos de trabajar juntos, pero el verano de 2017 volvimos a reencontrarnos en un mismo equipo. A partir de entonces, retomamos viejas conversaciones en el pequeño patio de la sede de calle Freirina, como lo habíamos hecho antes, en la desaparecida sede de David Arellano.
En diciembre de 2019 Miriam fue diagnosticada con una grave enfermedad iniciando un largo tratamiento médico, las crisis derivadas del deterioro de su salud y la posterior pandemia, dificultaron el contacto personal y solo pudimos vernos hasta el mes de marzo. Nuestras conversaciones se interrumpieron y los contactos telefónicos fueron breves y esporádicos.
Así llegamos al final de este camino que nos tocó transitar juntos, ahora y en su ausencia, quisiera expresar mi agradecimiento a Miriam por el apoyo y generosidad que me brindó durante tanto tiempo.
Desde la distancia querida amiga, donde quiera que te encuentres, recibe mi abrazo y mis agradecimientos.
Horacio Daniel Espinoza Zapatel.
Director PLA Independencia
Fundación DEM
Santiago, 23 de septiembre de 2020.